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domingo, 20 de junio de 2010

Castigos con amor y justificación no hacen daño.

Muchos niños y jóvenes llegan a casa pidiendo los últimos tenis que salieron al mercado, o la ropa de marca que todos sus compañeros de clase tienen. Ante esta situación, como padres, somos vulnerables frente a sus exigencias en cuanto a vestimenta o presencia se trata.
Creemos que al consentirlos de esta manera, somos los mejores padres del mundo. Cuando de verdad lo que logramos es formar un niño sin valores, principios y sin autonomía. Todo comienza desde muy temprano. Tal vez no se trata sólo de regañarlos cuando hagan alguna travesura. Se trata también de darles valores, estos que no se forman entregandoles al niño los regalos mas costosos y lujosos del mundo. Queremos que nuestros hijos sean lo mejor, y por eso a veces, pensamos que una imitación barata es muy poco para ellos. Cuando de verdad lo que tenemos que crear en ellos es un sentido de valoración y originalidad frente a ellos mismos. No importa lo que regalen en navidades, cumpleaños o día del niño. Lo que importa es que ese regalo sea con amor y de todo corazón. Esa será la mejor lección de vida que podremos darle a nuestros hijos. Con constancia y dedicación se logra.

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